Sos como una droga para mi.
Cuando te probé por primera vez, no me
gustaste. Me encantaste. Después te seguí probando cada vez mas y mas a menudo. Y cada vez me gustabas más. Una
parte de ti se instaló en mi interior y lograba
llenarme totalmente por dentro, aunque poco
a poco me fuiste consumiento a tu gusto.
De repente tus efectos desaparecieron en mi. Y ahí me di cuenta que cuando no estás, es el momento en que necesito una dosis. Una dosis de vos.
Abstinencia.
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