Prefiero perderme en una taza de café antes que en un frizze. Cantar bajo la lluvia, en vez de la ducha. Las tardes otoñales con alguien calentándome antes que tardes de calor abundante con alguien enfriándome. Batir crema, antes que recuerdos. Perder mi camino antes que la voluntad. Estar partida al medio antes que me pegues con mentiras. Señalarte sin disimulo alguno a que te me escapes disimulando que me quieres. Desnudar antes que romper tu alma. Quererte sin límites antes que entre. Escucharte paciente antes que esperar impaciente escucharte. Una canoa un poco rota antes que un crucero. Música con auriculares antes que psicólogos. Tatuajes antes que lastimaduras. Revolución antes que la total represión. Derechos ante abusos. Perder el orgullo, antes que vos. Ser incapaz de decirle un no a tus besos, antes que a una orden mal intencionada. Prefiero creer que siempre hago todo esto, y no solo un par de veces. Y a veces, solo a veces, prefiero tomar un café mocha blanco conmigo misma antes que con unos amigos. Para aclarar hasta el fondo de un cafe temas de propinas y preferencias.
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