Tengo mil planes de vida y mil y un sueños que cumplir. Nací para disfrutar la vida hasta donde alcanzase a tocar. Tres metros sobre el cielo, cuatro, cinco y mil doscientos cincuenta y siete metros, allí arriba, donde no solo están los enamorados, si no también los soñadores. Voy a llorar, está claro, porque la vida me va a dar todos los palos que me merezca, y los que no también, pero cada lágrima va a ser una lección. No una de esas de Biología o Literatura, que al salir del examen no sabes ni de que iba, no, una lección que no olvidarás nunca. Y piensa que el ser humano es el único ser vivo que tropieza dos veces con la misma piedra, yo no voy a caerme una tercera. ¿Qué es lo mejor? Que cada lágrima van a ser cinco sonrisas manchadas de chocolate y tres carcajadas de niño pequeño. Porque yo no quiero ser médico, ni profesora, ni escritora, ni pianista, ni bailarina, ni astronauta. Yo quiero ser VIVIDORA, SOÑADORA, quiero ser sobre todo y ante todo yo misma, con mis gustos, mis defectos, mis virtudes... Lo único que le pido a la vida es que no me quite las ganas de levantarme por las mañanas con ganas de comerme el mundo.
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